26 enero 2011

Ya se ha ido


(Imagen tomada de la red)


Ya se ha ido. Tampoco éste tuvo clemencia.

Quise atraparlo en el breve instante en que,

acurrucada en mi regazo, te dejaste acariciar el pelo,

y me pediste que encendiera la radio.

“Pon música”, dijiste.

Y cuajada de crisis, miseria, quebrantos, 

desfiló ante mí una rueda de emisoras baldías.

“Ésa, deja ésa.”

Un arpegio. Una guitarra. Tu respiración. La mía.

Fuera, sólo la niebla.

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